La familia Rébola abre su primera panadería en 1902 en la calle Las Armas y la actual generación comenzó en el barrio zaragozano de San José. ¿Cómo era el negocio entonces?
Hablamos de un oficio tradicional que pasaba de padres a hijos y que era muy duro, se trabajaba de noche y se amasaba a mano. No resultaba extraño la práctica habitual de tener la vivienda encima de la panadería, como en nuestro caso. Así la casa, la familia y el negocio era un todo. Había actividad las 24 horas y toda la familia colaboraba en las tareas, tomar pedidos, producir, repartir, vender…
Por favor, indique cuáles han sido los principales hitos de la historia de Panishop desde su origen hasta hoy.
Los principales se producen en los inicios, pues representan los cimientos que permitirán crecer sólidamente en el futuro. Nuestra idea surgió en el año 1990 al conocer el sistema de franquicia, hubo que prepararse muy bien y en 1994 se abrió la primera tienda, luego en 1995 el primer franquiciado, en 1996 abrimos en Madrid…
Además de en Zaragoza, Panishop está presente en Huesca, Madrid, Reus, Tarragona y Cambrils. ¿Por qué considera que la expansión se ha producido en estas zonas y cuáles considera que podrían ser interesantes para el futuro?
Principalmente porque, por una cuestión logística, necesitamos crecer en forma de mancha de aceite. Por otro lado, el éxito depende tanto de elegir un buen local como el franquiciado adecuado. Para el futuro seguiremos creciendo en esas zonas.
¿En qué se diferencia el cliente de hoy al de hace más de 100 años?
Hace 100 años el pan era un alimento de primera necesidad, y hoy tenemos un cliente más preocupado, más informado, más cómodo, más exigente y así se podría hacer una lista interminable. Ah, y también compra más.
Ustedes han obtenido un certificado que garantiza que sus panes no tienen aditivos y conservantes. ¿Está el consumidor cada vez más concienciado en lo que come?
Es cierto, cada día el consumidor está más informado, pero observamos que también, cada día, existe más desinformación, más letra pequeña. Al certificar la familia «Slow Baking» con el CNTA quisimos garantizar a nuestros clientes que lo que decimos es rigurosamente cierto: panes con masa madre de cultivo y sin aditivos, ninguno.
¿Cómo aplican ustedes el I+D+i en un negocio tan tradicional como es la panadería?
Trabajamos directamente con centros tecnológicos y universidades, pero también con otros panaderos y escuelas de panadería. Nuestro objetivo es recuperar el sabor y aroma del pan original, que lo habíamos perdido, a través del respeto a los procesos tradicionales, y, a la vez, hacer panes nutricionalmente saludables. Tenemos un lema: no queremos hacer ladrillos saludables.
En los últimos años también ha ido variando el modelo de local, con espacios para tomar un café además de poder comprar los productos de Panishop. ¿Cómo están funcionando estos nuevos locales y qué ideas barajan para el futuro?
Hoy en día se trabaja con un ojo puesto en tus clientes y el otro sobre los nuevos hábitos de consumo que se observan en países de referencia como EEUU o en Europa. Sobre los locales con degustación, están siendo aceptados como un ambiente diferente al de cafeterías y otros espacios en los que te permiten disfrutar de un buen café.
¿Qué valor aporta a la compañía haber nacido en Zaragoza? ¿Qué impresión considera que damos en el exterior de Aragón?
En Aragón hay buenas empresas y emprendedores y cada día colaboramos más estrechamente. A las empresas aragonesas nos miran con buenos ojos comerciales. Nos ven con envidia por nuestra situación geográfica. Con respeto, por ser una región que convive muy próxima al 50% del mercado nacional, y una autonomía en continuo y moderado crecimiento sostenido y sostenible.
Aragón da muestras de contar con un sector alimentario con mucha proyección y son varias las compañías que se están abriendo paso fuera. ¿Qué opinión le merece el sector en la Comunidad?
Es admirable. En cada actividad podemos encontrar empresas que son líderes por su tecnología y que abren y facilitan el camino al resto de empresas gracias a su buen hacer. Además, sabemos que en nuestra Comunidad lo han hecho solas y a pulso, aquí no existen apenas las subvenciones. Somos aragoneses.
Panishop sigue siendo una compañía familiar. ¿Qué ventajas e inconvenientes considera que tiene este modelo?
En nuestro caso si no fuéramos una empresa familiar, no existiríamos. Nuestros primeros años de vida empresarial fueron de absoluta subsistencia, llenos de esfuerzo, sacrificio, austeridad, y vida y trabajo en familia. Al final es una formación con mucha práctica y muchos valores que nos han traído hasta aquí. Un inconveniente, que en nuestro caso no lo es, es que nuestro crecimiento no es tan acelerado como otras empresas.
Por favor, destaque alguno de los planes empresariales de Panishop para los próximos años.
Atravesamos una etapa en la que la investigación va a situar a cada empresa en su lugar. Por nuestra parte hemos desarrollado un departamento de I+D+i propio con el objetivo de ser una referencia nacional en nuestro sector. Y por supuesto seguir con nuevas aperturas y lanzamientos de productos excelentes.