13 May ¿Sabías que?…
Las harinas refinadas no son tan malas. Si buscamos harinas refinadas en Google, la mayoría de post nos advertirán de sus peligros. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? Un grupo de investigadores españoles, estadounidenses y mexicanos han tratado de darle una explicación científica a estas alegaciones.
Pero empecemos por el principio, ¿qué es una harina integral y una harina refinada?Si molturamos un grano de cereal entero conseguimos una harina que contiene los principales componentes del grano. El resultado sería una harina integral. La harina refinada contiene menos capas exteriores y no contiene el germen. Es por tanto menos rica nutricionalmente y contiene menos fibra.
Basándose en la extensa revisión bibliográfica de más de 200 artículos científicos llevada a cabo por este grupo de investigación, se puede afirmar que el consumo de harinas integrales tiene un demostrado efecto positivo para la salud. Más específicamente, las harinas integrales se asocian con un menor riesgo de obesidad y sobrepeso, de resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, presión arterial, colesterol, enfermedades cardiovasculares y ciertos cánceres. Sin embargo, esto no sitúa a las harinas refinadas directamente en el lado opuesto.
En estos mismos estudios, también se evaluó el efecto de las harinas refinadas, pero su efecto suele ser menos divulgado. En la gran mayoría, se describe que el consumo de estas harinas no tiene ningún efecto o tiene un efecto positivo sobre la salud. Sólo en contados estudios el consumo de harinas refinadas se relaciona con un aumento de azúcar en sangre o colesterol,pero, en estos,el total de calorías excede las recomendaciones o las harinas refinadas forman parte de productos de indulgencia o no básicos como galletas, bollos…
Por lo tanto, los alimentos elaborados con harinas refinadas son una buena fuente de carbohidratos y proteína necesarios para una buena nutrición, siempre que se tomen en las proporciones adecuadas. Incluirlos en nuestra dieta junto con los cereales integrales puede ser una buena estrategia para hacer más apetecibles y aumentar el consumo de estos últimos. Por ello las guías dietéticas cada vez recomiendan más “comer la mitad integral”.
Consumo de fibra en España
En España, consumimos menos de la mitad de la fibra diría recomendada, por lo que resulta esencial lograr un incremento del consumo de cereales integrales, por ejemplo, a través del pan.Varias organizaciones para la salud de diferentes países reconocen que los alimentos basados en cereales tienen un papel fundamental en la dieta ya que aportan la mitad de la fibra en los países occidentales.De hecho, la FAO recomienda que entre un 40-60% de las calorías de nuestra dieta provengan de hidratos de carbono.
Fuente: Perspective: Whole and Refined Grains and Health—Evidence Supporting “Make Half Your Grains Whole”. Julie Miller Jones, Carlos Guzmán García, Hans J Braun. Advances in Nutrition.
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